En los últimos años algunos ingenuos científicos pensábamos que los políticos habían por fin desterrado de sus mentes el infausto adagio “Que inventen ellos”. La creación de los contratos y becas de los programas “Ramón y Cajal”, “Juan de la Cierva” y JAE, en el caso del CSIC, parecía indicar que los dignatarios políticos habían comprendido la necesidad de potenciar una investigación española y con ella una industria propia. El cambio de actitud inducía a pensar que estábamos en el camino adecuado para que, en el futuro, aminorara nuestra dependencia de la veleidad del turista veraniego o de una actividad basada en la construcción que ha resultado un fiasco.
La realidad es tozuda, y aquel aplaudido intento de formación de jóvenes investigadores, como no había existido en nuestra historia reciente, era en realidad un nuevo tipo de “guardería”, aunque para jóvenes bien formados dentro y fuera de España, con el que adormecer la conciencia de la sociedad; aunque, eso sí, tras una concienzuda propaganda de la necesidad de potenciar la investigación para salir de la crisis.
La solución dada a nuestros bien formados jóvenes investigadores, que han sacrificado una parte de su vida para cumplir con los requerimientos de las becas doctorales, ha sido bien resumida por Doña Carmen Vela, Secretaria de Estado de Investigación: “El sistema I+D español no es lo suficientemente grande como para justificar el pago a tantos investigadores”. Es difícil de entender que mientras que la Dra. Vela sigue cobrando, y no precisamente un sueldo de becario postdoctoral, éstos, que han sacrificado parte de su vida para cumplir unos requisitos más exigentes que para ser secretaria de estado, tengan que irse al paro. Pero esta no es la única razón porque:
MIENTRAS QUE los investigadores hemos ido reservando dinero, de proyectos internacionales y contratos con empresas, para poder contratar becarios, y así mitigar, en lo posible, un sistema irregular de contratación de personal científico, el Presidente del CSIC procede a la retirada de los remanentes, condenando al paro a quienes son esenciales en la presente y futura actividad científica del CSIC.
MIENTRAS QUE los investigadores hemos ido reservando dinero, de proyectos internacionales y contratos con empresas, para poder contratar a investigadores pre- y post-doctorales, el Presidente del CSIC no elimina las delegaciones del CSIC en las Comunidades Autónomas, que son prescindibles. ¿Es que un investigador vale menos que una de esas delegaciones? ¿Es que investigadores postdoctorales deben ir al paro para que se puedan mantener delegaciones institucionales?
MIENTRAS QUE investigadores postdoctorales del CSIC con reconocido prestigio internacional irán al paro, en la estructura administrativa del CSIC existen vicepresidencias adjuntas, secretarías adjuntas, coordinaciones adjuntas y un inacabable etc. Si el CSIC está en peligro, ¿no se podría simplificar la administración para prevaler los contratos de investigadores postdoctorales en un CSIC con carencias económicas?
MIENTRAS QUE investigadores contratados de reconocido prestigio internacional irán al paro, se han construido fastuosos edificios quizás para satisfacer egos de quienes probablemente nunca alcancen la calidad científica de los que se irán al paro.
MIENTRAS QUE investigadores contratados de reconocido prestigio internacional irán al paro, se podrían inaugurar edificios, construidos por gobiernos más aficionados a la publicidad institucional que a una programación científica rigurosa, y cuyo imposible mantenimiento debería causar vergüenza a los responsables políticos pasados y actuales.
MIENTRAS QUE investigadores contratados de reconocido prestigio internacional irán al paro por creer que estaba garantizado su futuro – si hacían el sacrificio de no tener límites de horarios para investigar, vivir en el extranjero durante años, conseguir proyectos europeos competitivos et cetĕra – tanto el gobierno presente como los pasados subvenciona copiosamente aquellas actividades que rinden votos en elecciones a un sinfín de parlamentos, diputaciones, ayuntamientos, delegaciones, entes transversales….
MIENTRAS QUE existe “la Casa de la Ciencia”, podemos asistir a que la Ciencia se quede sin Casa.
El 8 de mayo de 2014 se cumplirán 220 años desde que Antoine Lavoisier fue guillotinado en París. El presidente del tribunal que lo condenó, lo creyó culpable porque “La República no necesita sabios ni químicos.” ¿Hemos perdido 220 años engañados en construir una utopía?
Ramón Aparicio
Profesor de Investigación del CSIC
muy buen articulo sobre todo cuando procede de alguien que no es capaz de saludar si no eres como minimo cientifico titular. Probablemente este preocupado por el futuro de su hijo
Un buen análisis, sin duda, de lo que ocurre en el CSIC. En realidad los ministerios de Economía, y de Ciencia e Innovación antes, han apoyado muy poco a la investigación en los últimos años, y en concreto al CSIC. Pero también es verdad que el CSIC no ha sabido adaptarse a menos recursos, no ha sabido demandar lo que es suyo, y además ha priorizado proyectos o asuntos en vez de lo más importante y lo más rico de cualquier organismo, que es su personal. Una pena.
Es de agradecer, y mucho, que se acuerden de los becarios, porque casi nadie habla de lo que realmente importa: nuestros pruestos de trabajo. Sin embargo siempre nos hablan de cifras millonarias que hacen falta para tapar agujeros que nosotros no hemos causado, pero no se dan cuenta de que hay personas detrás. Somos los que estamos pagando los platos rotos de otros.
Menos edificios y más becas, eso es lo que hace falta.
No sé si tienes un hijo postdoc o si no saludas a algún científico de tu centro, pero has dado en el clavo. Lástima que la carta tenga poca difusión en verano.
Excelente exposición de lo que está pasando D. Ramón, le felicito, hace falta gente que exponga y denuncie las situaciones que el personal científico (becarios, contratados, funcionarios de carrera, etc.) soporta, intentando desarrollar un trabajo sin futuro y que en nada le importa a los políticos de este país. Pero sobre todo le felicito por tener la bizarría de dar la cara, a diferencia de otros que aprovechan la más mínima ocasión para ensañarse con los demás, simplemente por odio y envidia hacia la inteligencia ajena, amparándose, eso si, en la cobardía del anonimato; estos individuos no tienen la valentía y gallardía que usted ha demostrado. En gran medida, hemos llegado a la situación actual por culpa de gente como esa, auténticos indigentes mentales y “PRECARIOS” en inteligencia, baldones para una institución como el CSIC.
Excelente exposición de lo que está pasando D. Ramón, le felicito, hace falta gente que exponga y denuncie las situaciones que el personal científico (becarios, contratados, funcionarios de carrera, etc.) soporta, intentando desarrollar un trabajo sin futuro y que en nada le importa a los políticos de este país. Pero sobre todo le felicito por tener la bizarría de dar la cara, a diferencia de otros que aprovechan la más mínima ocasión para ensañarse con los demás, simplemente por odio y envidia hacia la inteligencia ajena, amparándose, eso si, en la cobardía del anonimato; estos individuos no tienen la valentía y gallardía que usted ha demostrado. En gran medida, hemos llegado a la situación actual por culpa de gente como esa, auténticos indigentes mentales y “PRECARIOS” en inteligencia, baldones para una institución como el CSIC.