Cualquiera que se dedique a la investigación ha trabajado, o conoce a personas que lo han hecho, más horas de las que pone en su contrato, no se ha cogido todos sus días de vacaciones o ni siquiera los festivos, como los fines de semana. Al ser ilegal, es difícil poder contabilizar las horas extras que se realizan, pero solamente mirando a qué hora y días la semana se consultan las publicaciones científicas, ya se hace evidente. Esto es un escándalo, o debería serlo, pero hoy no vamos a hablar de eso, si no de la reacción que nos encontramos, por parte de algunas personas del sector, cuando lo denunciamos. Es muy común escuchar el mantra de “pero es que la investigación es un hobby, no un trabajo de 8 horas al día de lunes a viernes”. Y esta frase da para mucho análisis.
El abuso de poder
Para empezar, la investigación es un trabajo asalariado, que se rige por el Estatuto de los Trabajadores, y que, por tanto, no puede tener una duración mayor a 40 horas semanales, 37.5 horas en el caso de los organismos públicos. Además, se deberá tener derecho a días festivos atendiendo al calendario laboral, y 22 días hábiles anuales de vacaciones por año trabajado. Todo lo que se salga de estas normas, guste más o menos, es ilegal. Si el mantra del principio lo dice una persona con cierto poder dentro de la jerarquía, por ejemplo, un/a IP, supone una presión y un chantaje a todas las personas que trabajan por debajo de su rango, por ejemplo, predoctorales, postdoctorales o técnicos. Estos/as IPs podrían decir que es sólo una opinión y que ellos jamás le han puesto una pistola en la cabeza a nadie. Pero, la verdad es que es muy ingenuo pensar que si de ti depende la renovación de un contrato o la finalización de una tesis doctoral, esa persona no se va a sentir vulnerable y se lo va a pensar dos veces (y además, teniendo cuenta todas las personas que han sido expulsadas del sistema como ya conocemos antes de oponerse a salir más tarde de trabajar o reunirse en fin de semana. Esto se llama, abuso de poder.
El agravio comparativo
Por otro lado, a parte de una presión para las personas cuyo trabajo depende de ti, también lo puede ser para tus iguales. En algunos grupos o centros de investigación puede ser común escuchar aquello de “¡hay que ver! ¡qué pronto se va siempre!”, cuando sólo está cumpliendo su horario de trabajo. Si todo el mundo se fuera a su hora, nadie se estaría yendo “pronto”. Otro ejemplo es organizar reuniones o salidas de campo los días festivos. Si la mayoría lo acepta, es difícil para la persona que quiere que se respeten sus derechos, levantar la voz y aclarar que los domingos no se trabaja, por ejemplo, porque tienes familia o porque quieres dormir hasta las dos de la tarde. La presión de grupo influye y el agravio comparativo cobra importancia si no tienes una plaza fija.
La competencia desleal
También te podrían decir: “bueno, tú no tienes por qué trabajar fuera de tu horario laboral, nadie te obliga, pero yo quiero hacerlo porque me gusta o porque me viene bien”. Y, aquí, se unen varios factores. Primero, ¿a quién le sobra tanto tiempo libre como para poder emplearlo en seguir trabajando? Por ejemplo, seguramente a personas que no tienen hijos/as o familiares a los que cuidar, que, como sabemos, muchas veces son hombres. Y de nuevo, como las mujeres ya están explotadas con su doble jornada laboral, no pueden “autoexplotarse” para la investigación tanto como ellos. Pero, ¿es que sólo tienes “excusa” si tienes una tarea ineludible como el cuidado de una persona? ¿No puedes simplemente querer disfrutar de tu tiempo libre y dedicarlo a otras actividades? No, porque si no “no eres un buen científico/a”. Efectivamente, también hay que escuchar cómo nos hacen sentir culpables porque respetar el horario de trabajo y hacer buena investigación se ve que es incompatible. Al igual que, “ah, pero es que la investigación es un modo de vida, si no te gusta, entonces dedícate a otra cosa”. ¡Qué casualidad que las personas que lo dicen suelan tener ya plaza fija o estabilidad!
Pero es que además, ¿esto no sería competencia desleal? Si tú trabajas tus horas legales, pero otras personas siguen escribiendo artículos, propuestas de proyectos o haciendo más experimentos después de terminada la jornada, al final irán agrandando su currículum más que tú y tendrás menos oportunidades. Como el sistema de selección que tenemos sólo alienta la ultracompetitividad y hay muy poca oferta laboral, tener una publicación más puede marcar la diferencia. A pesar de haberse firmado hace años la Declaración de San Francisco sobre la evaluación científica (DORA) o el Manifiesto Leiden, los criterios de evaluación de la actividad investigadora en los que se basa este sistema de selección no han cambiado, y siguen centrándose en los índices de JCR o SCI. Esto incrementa la presión sobre el personal investigador, incentivando trabajar gratis (fuera de tu horario) para mejorar tu CV y tener una mínima posibilidad de éxito en alguna convocatoria.
Se puede investigar (y bien) en 40 horas semanales
La investigación puede ser tu hobby, igual que un carpintero puede tener como afición tallar figuras de madera, pero no por eso, echa más horas de la cuenta en su trabajo. Es verdad que hay veces que tenemos que hacer protocolos de diez horas, bueno, las horas extras pagadas existen (aunque no lo parezca) y si no, al menos siempre se pueden recuperar otro día. Se puede ser flexible, pero sin que la flexibilidad acabe cayendo siempre del lado del trabajar más por el mismo dinero.
No hay que ceder nunca al chantaje emocional de que si no estás más horas no eres una buena investigadora o investigador. Eso no es cierto. De hecho, podría estar mal visto que necesitases más horas de las necesarias para desarrollar tu trabajo, siempre que no se deba a una sobrecarga de responsabilidades, como ocurre en Dinamarca. Seguirás siendo bueno/a en lo que haces y, además, respetarás tus derechos laborales y los de tus compañeras/os. Aumentará tu tiempo de descanso, cuidados y ocio con tu familia y amigos/as. Mejorará tu productividad, tu salud mental y física, y seguro que llegas con más ganas de trabajar al día siguiente. Servirás como ejemplo para tu entorno de que se puede investigar respetando tu horario laboral y tu descanso. Y si no te dejan o la presión es muy fuerte porque te amenazan, recuerda que es ilegal y que para eso existen los sindicatos. Y, porque la responsabilidad de cambiar esto no debe recaer sobre las víctimas, sino sobre las personas que lo fomentan con malas prácticas: a ti que lees esto y que tienes poder o cierta responsabilidad, revisa cómo lo estás haciendo y nunca obligues a otros a trabajar fuera de su horario de trabajo ni los critiques por no hacerlo.
Nunca la frase “no te quejes que al menos ahora se cobra, yo hice la tesis gratis en mis tiempos”, tan inmovilista (por no repetir que es chantaje emocional), podrá recoger el espíritu innovador y crítico propio de la investigación.