Historia del fracaso: científicos expulsados del sistema

Estimado lector, mentiría si te dijera que pretendo que estés de acuerdo conmigo. Mentiría si te dijera que me importa. Hace tiempo que dejé de intentar complacer a todo el mundo, con los evidentes problemas que eso plantea. Solo pretendo hacer justicia, al menos desde mi subjetivo punto de vista, y dar voz a tantos y tantos que quedan al margen del almibarado y dañino discurso vocación-esfuerzo-éxito que es esgrimido de forma tan recurrente para justificar casi cualquier cosa. En Ciencia lo conocemos muy bien.

Mi objetivo es intentar resistir y contraponer al manido “si quieres, puedes” que hace recaer únicamente sobre nuestros hombros nuestro futuro personal sin tener en cuenta el contexto en el que nos movemos, casos de fracaso, de perdedores. De aquellos que quisieron, que lo intentaron estando sobradamente preparados, que se dejaron la piel en pos del éxito profesional (¿qué éxito me pregunto yo ahora?) y que no lo consiguieron.

Sí, ya sé estimado lector que me puedes dar muchos contraejemplos. Quizás incluso tú que me lees llegaste al “éxito” y quieres contar tu historia personal. Ahórratela. No me interesa. Tú ya tienes tu espacio en periódicos, artículos, charlas y demás.

Quizás la palabra “fracaso” o “perdedor” te suenen demasiado duras. Quizás incluso te ofendan si eres tú quien ha pasado por esta situación. Pero a mí no se me ocurre otro adjetivo mejor para describir a aquellos que, pertenecientes a la generación más preparada de la historia de nuestro país –no puedo evitar esbozar una sonrisa escribiendo esto-, con tesis doctorales, y estancias en el extranjero en centros de prestigio, se ven abocados al abandono del sistema científico español. O lo que viene a ser lo mismo: tiramos por el retrete años de inversión y recursos ya que como país el tejido industrial capaz de absorber a personas tan formadas es insultantemente escaso cuando no inexistente.

Los motivos son variados y seguro que para todos ellos tú, lector de éxito, tendrás una justificación adecuada basada en la responsabilidad personal del fracasado. En unos casos la frustración que genera un sistema que fomenta la inestabilidad laboral con sueldos de miseria. Doctores que con cuarenta y tantos años cobran poco más de mil euros, y que aspiran a promocionar –y que nunca lo conseguirán- en un sistema tan podrido y caciquil como el de la universidad española. Si quieres formar una familia, ¿quién paga las facturas?, ¿tu pareja mientras tú te dedicas a tu “vocación”?

Por si esto no fuera poco, ¡ay de ti si osas alzar la voz y reclamar condiciones justas! Te puedes dar por sentenciado y marcado de por vida. Tu carrera científica ha acabado. En el mejor de los casos te echarán directamente a las primeras de cambio. En el peor te harán la vida imposible, hasta que te hundas por completo y abandones tú mismo.

Es cierto, argumentarás que siempre está la opción de irse al extranjero. De hecho yo soy un firme defensor de ello. Pero no todo el mundo por razones personales puede irse. Quizás sencillamente no le apetezca. Ya estamos de nuevo planteando soluciones de índole personal a un problema global, haciendo recaer la responsabilidad de la situación en el afectado. No aprendemos.

Una vez que estás fuera del “sistema”, lo más importante es reconstruirte personalmente. Intentar sacar rédito de alguna manera a tantos sacrificios y sinsabores que inundaron tu carrera científica y asumir rápidamente que perdiste. Apostaste por algo y fracasaste. Asumir que los que se quedaron no son necesariamente mejores que tú. Sencillamente tuvieron más suerte y/o estuvieron en el lugar adecuado en el momento preciso. O quizás se callaron mientras sus derechos se pisoteaban una y otra vez. ¿Quién sabe? ¿Acaso importa ya?

A. Peralta (@ribap)

En Ciencia con Futuro nos importan la ciencia y sus gentes, incluyendo aquellos que han sido expulsados del sistema. Hemos recogido algunas historias de ese fracaso, que no es individual de los protagonistas sino una pérdida del conjunto de la sociedad. Son historias amargas de conflicto entre ilusión y dignidad. Esperamos que os estremezca y os inciten a la reflexión.

¿Por qué dejaste/te echaron de la Ciencia?

@Chuso_Jar:

Fui yo quien dejó el contrato pero el sistema el que me echó a patadas. Así que lo dejé porque:

a) El sistema de I+D español no funciona y pensé que sería un constante dolor trabajar en él. Ya había tenido suficientes sinsabores.

b) Con 38 años, 10 de postdoc y familia con 2 hijos, no puedo seguir esperando a conseguir una plaza y a tener un salario digno.

c) No había ningún futuro y más zancadillas y dificultades que ayudas.

@Moigaren:

Me presenté a una plaza de Profesor Ayudante Doctor en la universidad en la que trabajaba, una universidad en la que no había estudiado ni había investigado antes de tener el contrato que tenía en ese momento. La plaza, como la mayoría de las que se convocan en la universidad, tenía un candidato de la casa y todos consideraban que era SU plaza. Yo reclamé la baremación y llegué a llevar el caso al juzgado de lo contencioso-administrativo. Mi supervisor me dijo que, si no quitaba la demanda no firmaría ningún otro papel, lo que incluía la renovación de mi contrato. Así que me echaron de la ciencia.

¿Cómo te sentiste? ¿Cómo te sientes ahora?

@Chuso_Jar:

La carrera científica es un ejemplo de subasta a pérdidas de Teoría de Juegos. Le dedicas años y años con la esperanza de conseguir vivir haciendo lo que te gusta. En mi caso, en total, más de 15 años invertidos. Al final tuve que perderlos y no conseguí nada.

Me sentí defraudado por el sistema y por la sociedad. Me sentí estúpido por haber apostado tanto para después darme cuenta de que nada estaba en mis manos, sino en las de un sistema caprichoso y miope. Me sentí traicionado por la comunidad científica que, primero no avisa y segundo ve impasible como te despeñas. Ahora siento amargura, resentimiento con la sociedad y, sobre todo, fuera de lugar. Con mi formación no encajo en ningún sitio disponible ni laboral ni socialmente hablando. Es desolador pensar que la sociedad por la que trabajabas para conseguir un mundo mejor, te ignora y que no tienes lugar en ella.

@Moigaren:

Completamente desprotegido. Todo el mundo consideraba que estaba mal intentar ganar “la plaza de otro”, aunque yo tuviera más méritos. Que me esperara, que ya llegaría mi turno. Mi supervisor, el jefe de mi grupo de investigación, el vicerrector,… todo el mundo estaba en mi contra. Quitaron mi nombre de la puerta de mi despacho, iban pidiendo a mis compañeros que dijeran cualquier cosa negativa sobre mí para ponerla en el informe de renovación, mintieron en dicho informe, me echaron del grupo de investigación sin cumplir con la normativa (tuvieron que readmitirme tras presentar una reclamación),… Ir al trabajo me suponía un estrés. Mi propio jefe me recomendaba que no pasara por el despacho ni el laboratorio, que me fuera a otra parte del edificio a trabajar.

Ahora me siento bien. Trabajo como profesor de Formación Profesional, con unos compañeros magníficos, tanto en el departamento como en el instituto. Las condiciones laborales y el sueldo son también mejores que en la universidad. Además, acabo de saber que he ganado el juicio contra la universidad, que la jueza reconoce que me han aplicado mal el baremo y que la plaza me corresponde a mi. No tengo por lo tanto sensación de fracaso.

¿Cómo ves el futuro?

@Chuso_Jar:

Llevo 4 años fuera del sistema, he hecho varios intentos tímidos para volver pero están TODAS LAS PUERTAS CERRADAS. Soy muy, muy pesimista. No veo ningún futuro. Llevo 4 años perdido en una habitación a oscuras y no sé hacia dónde ir. No hay ninguna luz.

@Moigaren:

Espero poder ocupar la plaza de PAD que tenía que haber ganado hace más de un año y poder desarrollar sin problema mi carrera docente e investigadora en la universidad. Mientras espero a que eso suceda (aún no se si presentarán un recurso a la sentencia), seguiré como docente de Secundaria/Formación profesional.

El éxito de una sociedad no lo marcan los casos triunfales sino precisamente cómo se lidia con el general de la población. El fracaso en la Ciencia española no es la suma de aquellos que no llegaron porque no fueron lo suficientemente atrevidos o ingeniosos. El fracaso de la Ciencia española es el resultado de un sistema que fomenta la mediocridad general en la zona de sombra que se produce tras el relumbrón de unos cuantos ejemplos brillantes. Está en nuestra capacidad luchar contra esa mediocridad, transformar en un motor de progreso un sistema que actualmente produce muchos más fracasos que éxitos.

No te quedes callado/a.

9 comentarios en «Historia del fracaso: científicos expulsados del sistema»

  1. Aquí otra científica expulsada de la ciencia por no callarse. O tal vez me equivoque, y fue por idiota. Tras carrera, prácticas de seis meses en un centro de prestigio, Máster, más prácticas intensivas, otro Máster, C1 de inglés… no había forma de conseguir un doctorado con beca. Consideraba que estar cuatro años de tu vida trabajando 10-12 horas al día (no nos engañemos, casi nadie hace 8 en un PhD) para publicar con el nombre de gente que no pisa el laboratorio, y además sin cobrar absolutamente nada, era un abuso. Y todos sabemos que una vez te desenganchas has perdido. Aunque solo sean seis meses o un año, ya hay alguien en tu lugar, dispuesto a coger ese doctorado sin beca ni remuneración alguna como si fuese el último paracaídas del avión. Da igual el tema, da igual el sitio, dan igual las condiciones. Pasar por el aro de las publicaciones cuanto antes para, con mucha suerte, llegar a tener un puesto fijo (a eso de los 50) con un sueldo decente (no mucho más que cualquier funcionario medio). Chollazo. No nos equivocamos de carrera, estamos faltos de revolución.

  2. Aquí otra víctima, que aún le quedan 4 años de créditos por pagar.
    Créditos pedidos para mantener la plaza de profesor asociado como fuera.
    Una plaza de 18 créditos con florituras como hacer unas prácticas de 15-18h en una facultad y luego clase de 18.30 a 20 en otra facultad a 40 minutos en transporte público de la primera facultad. O con horarios partidos m/t que me impedían tener trabajo fuera (ayyyyy los falsos asociados que bien le van a los departamentos y a los catedráticos para hacer los horarios que les permitan estar con sus parejas), de ahí la necesidad de vivir a crédito para no perder la puta plaza.
    Una plaza donde me tocó convivir con profesores que en asignaturas técnicas mantenían el mismo programa, temario y prácticas durante más de 15 años. Que mis clases se llenaran ipso facto fue una de mis perdiciones.
    La otra perdición fue no declararme independendista, fue la perdición final. Fuimos dos las víctimas. Con las clases llenas y con las encuestas del alumnado que superaban con creces las medias del departamento.
    Y nada, en el paro, cobrando 700 euros, con el banco llamándome cada día 5 veces, y con suerte entro a trabajar de cajero en un súper por menos de mil euros, 12 pagas. Insisto que tengo aún que pagar bastante deuda por haber mantenido la plaza como fuera.
    Estoy muy de acuerdo con el artículo, pero hacer cumplir la última frase (“¿Acaso importa ya?) me costará años, muchos años. Y me revienta que ningún partido político se preocupe por todo lo expuesto en el artículo. Es patético. Pero bueno, a encontrar un trabajo de lo que sea rápido para poder pagar la fiesta de unos cuantos vividores.
    Un fuerte abrazo a todos los que hayáis vivido situaciones como las plasmadas en el artículo, a los que la estáis viviendo y especialmente a los que quedan. Que pena.

  3. Es una carrera en la que te la juegas. En la vida en general te la juegas, pero en ciencia el premio es muy pequeño (un puesto, simplemente) y llega muy tarde (40-45 años, con suerte). El problema de la ciencia en España y parte del mundo es que con tal de que nos dejen investigar, aceptamos casi lo que sea. Y llega un momento en el que tienes que evaluar y aceptar que, sin padrino, puedes no conseguir plaza nunca, y es mejor quitarse de enmedio y salir del sistema antes de que te encasillen, porque los científicos no son demasiado bienvenidos en el mundo laboral fuera de la academia. Un doctorado es algo muy serio y que dura muchos años como para que luego el sistema no absorba a los doctores, es una falta de previsión tremenda.

  4. He leído el artículo, desde mi gran ignorancia , y no puedo estar más de acuerdo con una valoración subjetiva de la situación personal de uno. El fracaso, hablando con claridad, se puede dar por muchos motivos, y en este caso puede estar decisivamente condicionado por la política, los enchufismos y toda la corrupción imaginable. Sin embargo, y bajo mi defecto de la implacable autocrítica, tratando de hacer paralelismo con mi situación personal… opino que un científico ha trabajado mucho pero también ha ganado mucho. Un científico , un “doctor”, que dedica gran parte de su vida a su pasión, a su vocación, sabe que toda vocación puede llegar a cobrarse un precio muy alto. Todos tenemos opciones , en su momento, albañil o estudiar ( no es un menosprecio a los trabajadores de la obra, es que es precisamente mi caso), divertirte y vivir la vida loca de juventud o libros, etc, etc… Un científico, al menos los únicos 2 que yo conozco y según ellos mismos, suele provenir de una familia “acomodada” que puede costear muuuuchos años de estudio y dedicación, tiene grandes expectativas de futuro y además está convencido de que llegarán, porque “se lo merece”. Es decir, cree que la vida es justa, que harán de su vocación su profesión y que además se les reconocerá tanto en salario como socialmente. La realidad es que tal reconocimiento nunca existirá, salvo excepciones, y que se colocarán en los mejores puestos los que son familia , amigos, etc. Las relaciones personales son las que dominan las situaciones , mires donde mires.
    Una vez tenemos claro que la vida es injusta, que uno ha dedicado tooooda su vida a una vocación que es para “la humanidad”, que el fracaso y el fin de mundo están aquí…

    Como muestra de la situación expondré la historia de uno de los dos científicos que conozco personalmente y que continúan luchando por seguir en ello. La otra persona, está en la misma situación casi.
    Tengo cierta fama de tenaz entre mis amigos, de encontrar soluciones a todo, cueste lo que cueste. Un buen amigo me habló de este chico , que estaba un poco desesperado, y nos reunimos , ya que buscaba una especie de gurú del futuro exitoso, cosa que está claro que yo no soy. Aún así, quedamos y pensé que si podía ayudarle con algún punto de vista, mejor.
    Cuando le conocí , hace un año, me contó lo siguiente a modo de resumen de su vida:
    “Soy científico… pero me ha costado mucho llegar a serlo, Nadie me ha regalado nada, me lo he ganado todo a pulso. Tuve que estudiar muuuchos años, licenciatura… masters… estar como becario cobrando una miseria pero … quería ser “doctor” y luché por ello.
    El doctorado me proporcionó una posición dentro de la profesión. Estaba “por encima” de los que habían sacrificado menos. Conseguí lo que creí que fueron un par de buenos contratos gracias al esfuerzo realizado en la tesis y años de estudio y “pasar por el aro” de mis jefecillos investigadores. Supuse que si me portaba bien , finalmente podría acceder al círculo serio de investigadores, tarde o temprano. No me di cuenta que el mismo sistema que en ese momento me colocaba “a dedo” , años más tarde de apartaría con el mismo dedo apuntando en dirección y a otra órbita.
    Luego vi que a pesar de poder conseguir algunos contratos, empezaba a verse la oscura mano de la arbitrariedad en las selecciones de los mejores puestos y contratos. Fui valiente y me decidí a irme fuera , a probar suerte y a hacer carrera como investigador. Pude vivir de mi vocación, mi pasión, en otro país… y fue una gran experiencia. Es cierto que mientras estuve fuera me “robaron” la plaza los que se quedaron en España…pero es que yo me fui del país persiguiendo mi sueño de ser premio nobel y ellos se quedaron “trabajando” las relaciones personales que son las que les colocaron en su actual despacho.
    Es posible que en este momento, con 40 años vea que mi vida ha sido un fracaso porque no tengo un reconocimiento ni profesional ni social… Debería tener un salario que me permitiera mantener a mis dos hijos… Ah! sí, olvidé decir tengo 2 hijos que son mis otras pasiones. Creí que era bonito crear una familia aunque mi situación fuera tan inestable… A veces hay que jugársela y es ley de vida…
    Es posible que me sienta fracasado y que tenga que reinventarme, tras tantos años, y ahora me encuentro perdido…Que haré ? es lo único que he hecho toda mi vida!!! que será de mi? Mi situación es injusta. Somos muchos los que dedicamos toda una vida a los demás, a la humanidad, a servir a la sociedad. Y ahora se nos da una patada, aunque seamos válidos. Somos los más preparados de la historia, con un nivel increíble y España no nos valora… Es una vergüenza. Tú crees que hay derecho a esto? Mis hijos no tienen un futuro estable, ni yo tendré pensión el día de mañana… Es tercermundista lo que ocurre en mi propio país, dejando de lado la ciencia , politizando todo… Estoy en una situación extrema , no sé que hacer… Pendo de un hilo. Hoy mismo he aplicado a otra plaza y hasta dentro de meses no sabré nada de nada. Es más, ya se rumorea que la plaza tiene nombre. No sé qué hacer, hacía donde ir… Qué harías tú si fueras yo?”

    Yo le escuché, traté de entenderle y le contesté:
    (Cuando no conozco a alguien , le hablo de usted aunque sea joven).
    “Yo no puedo entenderle, dado que no soy doctor en nada. Tengo 34 años, soy aspirante a funcionario. Mi profesión es la que sea necesaria, me adapto. Sin embargo, su historia me ha recordado a mí…usted ha llegado a mi punto de partida con 17 años, sin estudios, sin dinero ni perspectivas, con una familia en la más absoluta pobreza, Una familia que sabía que más temprano que tarde, dependería de mí.
    Yo no tuve su suerte. No tuve una infancia cómoda y mucho menos adolescencia o juventud. Yo tuve que trabajar, y punto.No pude estudiar, ni lo que querría ,ni cualquier otra cosa. Trabajar era la única salida, de manera precaria, sin contrato , en condiciones de riesgo, etc, para poder ayudar a mi familia en ese momento.
    Conseguí , a duras penas, aprobar el bachillerato. Mis padres me decían que lo dejara, porque aunque lo aprobara nunca podría costearme la universidad, pero yo creí que me lo debía.
    No fui a la universidad, por descontado.
    No pude ser becario. Soy extranjero y las becas tienen como requisito la nacionalidad. Ser becario es un lujo y si encima tus padres te mantienen mientras estudias en otro punto del país , no sé cómo calificarlo, pero roza la ciencia ficción para mí.
    Trabajé varios años, ayudé a mi familia a sobrevivir durante un largo periodo y aprendí lo que ocurre cuando no te formas, no planificas, no organizas y no eres inteligente en la vida. Aprendí de sus errores y de los míos.
    Tras varios años, viendo que “del sudor de mi frente” no iban a salir más que 2.000 euros , como mucho, renunciando a tooooda mi vida (vacaciones , días libres? ni en broma), decidí que no era la solución.
    Decidí ser funcionario. Solamente de ese modo tendría estabilidad y posición para seguir ayudando a mi familia , sin reventarme la salud.
    Seguí trabajando, pero menos. Hablé con mi familia, que no se lo tomó muy bien, y les dije que tener 3 trabajos míseros no era buen plan de futuro.
    Estudié. Estudié FP. Estudié 9 ciclos formativos, una tras otro y solapándose en ocasiones. Unos de grado superior y otros de grado medio. Hice cursos de todo tipo. No descansé.
    Desde mi ignorancia, sabía que si me presentaba a un concurso-oposición solamente tendría alguna posibilidad si llegaba a la fase de concurso. Yo no podría permitirme opositar, mejor dicho: “solo opositar” , dedicando mi tiempo al 100%. Alguien debe conseguir dinero para pagar las facturas incluso durante la oposición: yo.
    No es difícil adivinar que con este ritmo , poco tiempo para las relaciones personales. Tuve que decidir entre tener novia o no tener, tener hijos o no tener… Viajar? vacaciones? cuando se tiene una familia pobre no existen esas cosas.

    Señor, usted ha tenido una vida afortunada. Sin penurias… Creció sin problemas, estudió, pudo elegir lo que deseaba en cada momento… Y llegados a un punto se dio cuenta que no era todo tan fácil, ni justo y que los finales felices no siempre llegan . Bienvenido al mundo real.
    Yo ni tengo pareja, ni tengo hijos , ni he viajado, ni he tenido vacaciones, ni he tenido la suerte de especializarme en una profesión, porque he trabajado de todo y mucho. Yo no tuve acceso a sus opciones y en algunos casos, como en el de tener hijos, no podría haber sido más irresponsable de haber decidido tenerlos.
    No le envidio, en absoluto, porque yo juego en esta liga, la de la injusticia, hace muchos años … y usted acaba de llegar, con unas cargas u obligaciones, con las mismas expectativas que hace 20 años y con el empecinamiento que lo que debe cambiar es el sistema, para que usted reciba su justicia.
    Estoy , como usted, cansado de injusticias, pero yo sigo con la misma determinación que hace 20 años y centrado en la solución, no en el problema. Yo sé que llegaré a mi objetivo, usted solamente se queja porque sabe que de seguir así, nunca llegará. Cuando consiga esa meta, la injusticia se volverá justicia. Yo cambiaré mi historia y el mismo sistema que fallaba, será entonces bueno, porque con un buen final el camino parece que fue el correcto, aunque sea falso.
    No soy nadie para aconsejarle, pero si yo fuera usted, reconduciría mi vida hacia lo más probable o seguro…o tendría claro que estoy jugando a la ruleta rusa con vida y la de los míos. Le puede salir mal o bien ese juego, y lo primero es más probable.
    Le veo intoxicado por su propio sistema, el que eligió. Y no, no le engañaron, usted fue ambicioso pero no evaluó los riesgos.
    Además , escogió aumentar sus riesgos, teniendo hijos, pareja… sobrecargándose. No fue capaz de elegir entre su objetivo y el resto de distracciones. No se focalizó, pensó que a media máquina tendría el mismo éxito que a toda.
    Lamento si le molesta lo que le digo, pero el responsable de su situación es usted, a través de sus decisiones y solo usted tiene la llave para cambiarlo todo. Tal vez no del modo que cree que debería ser, pero depende de usted. Puedo escoger entre quejarse y seguir con el mismo plan que le tiene amargado , o cambiar de una vez y optar por otra salida.”

    El señor se alteró, se enfadó , me dijo que estaba claro que alguien como yo no sabía de lo que hablaba. De la capacidad de sacrificio y de trabajo que tiene cualquier científico, etc, etc, y que no es lo mismo ser un funcionario, que cualquiera lo es, que dedicarse a la ciencia , con la responsabilidad que ello conlleva.

    Hace una semana lo encontré en el cumpleaños de mi amigo. Nos saludamos y me volvió a repetir un poco la queja en bucle. No consiguió la plaza, sigue buscando algo estable de lo suyo , etc…Le escuché en absoluto silencio durante toda la noche, ni siquiera le pregunté nada. Parecía necesitar ser escuchado para liberar esa tensión. Antes de despedirnos fue consciente de que solo él hablaba … y me preguntó:
    – Y lo tuyo qué tal?
    -A qué se refiere?
    – Lo de tu oposición?
    -Aprobé. Me incorporo en dos semanas.
    FIN

    Admiro vuestra vocación, vuestra dedicación, vuestro trabajo… pero la vida es más dura de lo que hay en laboratorios, muestras, congresos, meetings, etc. Quejarse es natural cuando algo no sale bien, pero hacerlo por sistema… es señal de que no es el camino.

    Suerte.

  5. Da pena, mucha pena, pero que mucha y somos miles en esta situación. Y ahora que teoricamente ha pasado la tormenta nosotros seguimos en el lodo, cada día más atollados. Resulta inverosimil y muy doliente lo poco que importa nuestra situación, lo poco que importa a la sociedad e incluso a los más cercanos. Muchos consideran que este es un trabajo de florituras, en el que tenemos que estar contentos y felices y floripowers por hacer lo que nos gusta. Hemos metido en esta bolsa, mucha juventud, muchos sacrificos, abusos consentidos y MUCHOS SACRIFICIOS PERSONALES, que casi ninguna profesión requiere. Y ahora todo eso ¿para qué? y lo peor ¿a quién le importa?

    Quizás el fracaso estaba anunciado por el espíritu hermitaño del ciéntifico o el favoritismo que rodea al funcionariado donde desgraciadamente los tratos de favor siguén a la orden del día. Sea como fuere, esta vez no habrá solución general y cada uno a salvarse como pueda, y sólo nos queda aprender la leción que nos da la vida, entender que este sistema no es meritocrático, ni justo, ni solidario, ni lógico, ni previsor sino que es miope, feudal, egoista y encorsetado. Debemos aprender, no olvidar y transmitir todo esto para el futuro.

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