El círculo vicioso de inestabilidad y endogamia que mina la universidad española

La situación laboral en la Ciencia Española es tan compleja y confusa que hasta la propia Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) se ha visto en la necesidad de hacer un croquis:

Hay que reconocerle a la FECYT el esfuerzo de hacer el gráfico con colores y en inglés (lo que da idea de su aspiración como atractor de talento investigador extranjero) , sin embargo el esquema es claramente engañoso porque los distintos estratos se pintan en forma de flecha generando una idea de “progreso”. Este progreso natural no existe para la mayoría de los trabajadores del Sistema Español de Ciencia y Tecnología (SECYT). Es bien conocido, por ejemplo, que la mayoría de doctores que salen de las universidades no prosigue en la carrera investigador, como puede verse aquí y aquí.

Pero el verdadero atasco se da en la etapa postdoctoral, ya que la inmensa mayoría no llega a la fase de acceso a un contrato indefinido (tenure track) que les permita establecerse como investigadores “principales” (independientes, con grupo de investigación propio). ¿Y adonde van esos postdoctorales? La FECYT nos pone unas flechas de puntos ascendentes hacia el “cielo” de los empleos fuera del SECYT, pero nuevamente eso no es del todo ajustado a la realidad. Una gran masa de postdoctorales sin acceso a puestos estables pervive en Universidades y en los demás Organismos Públicos de Investigación (OPIs) en forma de investigadores asociados a un proyecto, es decir con un contrato temporal ligado a una subvención obtenida por un investigador principal. En otros casos, se trata de contratos postdoctorales asociados al propio grupo, y no a un proyecto particular, que también suelen ser temporales renovables año a año.

En la mayoría de los OPIs, se afronta este fenómeno desde la negación: esos investigadores no lo son, son “técnicos de apoyo”. Otros sí reconocen su existencia pero no ofrecen ninguna salida; es más intentan hacer su vida laboral lo más precaria posible para no reconocer que llevan años haciendo una labor esencial y estructural en su centro y verse así obligados a ofrecerles contratos estables. De hecho, las instituciones investigadoras españolas aceptan abiertamente que la concatenación de contratos anuales es una excepción válida dentro del mercado laboral investigador, aunque  contravenga resoluciones laborales europeas. Esta situación, lejos de hacerse temporal, suele minar las propias posibilidades del investigador para estabilizarse y lo encamina a un futuro incierto en el que no puede progresar hacia la independencia pero tiene que realizar todas las funciones de un investigador independiente: no puede tutorizar a becarios predoctorales (pero los supervisa), no puede optar a ciertos proyectos (aunque los diseña) o no puede firmar como autor de correspondencia los artículos (aunque los escribe), por citar algunos ejemplos. Ese bucle perpetuo no está reflejado en la carrera investigadora.

El problema es que Universidades y OPIs viven en perpetua negación de la realidad. Como la FECYT, creen que existe un único camino que lleva desde la tesis doctoral a un puesto (funcionarial o laboral) de investigador principal y que todo lo que no sea eso es esencialmente transitorio o temporal. Que un investigador que no aspira a ser jefe de grupo debe desaparecer del SECYT o hacer intrusismo laboral en el colectivo de técnicos especialistas de laboratorio (un colectivo machacado como pocos en la Ciencia española y que merece una entrada independiente de este blog). Para más desgracia, en un sistema como el nuestro excesivamente dependiente de los vaivenes políticos y económicos, en momentos de “vacas flacas” se produce un drástico recorte en los puestos estables que engorda aún más ese colectivo de investigadores postdoctorales en tierra de nadie. Esto es lo que ha estado ocurriendo desde 2011.

En Ciencia Con Futuro llevamos unas semanas repasando las situaciones de extrema degradación laboral que se siguen dando en nuestro país. Es bien conocido nuestro posicionamiento acerca de la necesidad de la creación de carreras laborales claras y predecibles en el Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación. Creemos que esto solo se puede hacer atendiendo a tres principios claros:

  • El deber de los OPIs (incluyendo las Universidades) a gastar el dinero que detraen en el erario público con los mayores estándares de profesionalidad, y respeto para con las misiones que tienen encomendadas.
  • El principio constitucional ineludible de que los puestos de trabajo pagados con fondos públicos se adjudiquen exclusivamente en base a los principios de igualdad de oportunidades, mérito y capacidad entre todos los ciudadanos españoles (y de la Unión Europea).
  • El derecho de los trabajadores a progresar laboralmente en su carrera profesional, sin menoscabar los principios anteriores.

Además pensamos que, en una carrera investigadora productiva y coherente, deben existir figuras laborales reconocidas y estables que realicen actividades de investigación cruciales sin necesariamente llegar a la figura funcionarial actual de investigador principal. En estas se podrían incluir puestos de técnicos especializados e investigadores postdoctorales estables, tal como existen por ejemplo en el modelo público francés. Los laboratorios y unidades de nuestro SECYT no deberían nutrirse exclusivamente del continuo relevo de doctores trabajando en condiciones laborales precarias.

Las Universidades son OPIs particulares porque combinan la investigación (estancada desde el incio de la crisis) con la actividad docente. Todo en un marco especial de autonomía organizativa en manos del colectivo de profesores funcionarios. Esto ha permitido históricamente solucionar en parte el problema de la estabilidad laboral de investigadores con la creación de puestos de personal docente e investigador que realizan su labor sin necesariamente llegar a ser investigadores independientes como los mencionados más arriba. Sin embargo esto se ha llevado a cabo con criterios particulares para la selección del personal, lo que con el paso de los años ha conducido a unas rampantes tasas de endogamia. La endogamia impide el acceso en igualdad de los ciudadanos a dichos puestos y establece en los OPIs culturas de sometimiento, de rechazo de la novedad y de desconexión social.

La creación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) pretendía luchar contra la endogamia implantando una comisión evaluadora externa, pero las cifras actuales muestran que solo ha servido para incrementar la burocracia sin impedir que las tasas de endogamia lleguen a cifras récord. Para Ciencia Con Futuro la lucha contra la endogamia en todo el SECYT, particularmente en las Universidades, es fundamental para establecer una verdadera carrera profesional basada en los principios de igualdad de oportunidades, mérito y capacidad. Por tanto, la promoción automática de profesorado “de la casa” no es una solución aceptable ni deseable a la falta de estabilidad laboral del colectivo de investigadores, y no resuelve el limbo profesional en el que se encuentran miles de investigadores que no pueden o no quieren llegar a ser investigadores principales de un grupo .

La precarización laboral del SECYT es una consecuencia aún más peligrosa para el futuro de la Ciencia Española que el drástico recorte en la financiación. No reconocer que el SECYT tiene, porque los necesita, miles de investigadores que no quieren ser “principales” pero que ejercen todos los días labores que van más allá de las de “personal de apoyo” es un sinsentido que hace enrojecer a nuestros colegas europeos. Una salida endogámica a esa precarización mediante una estabilización administrativa, como ya ha ocurrido otras veces en la historia de la universidad española, repercutiría negativamente en la capacidad para reclutar talento, aprovechar en un futuro una mayor disponibilidad de fondos de investigación y para realizar sus labores de educación y creación de conocimiento con mayor calidad. La ANECA se encuentra en una posición única de facilitar la transición a un sistema meritocrático. Entre ella y la FECYT cuentan en sus servidores con la práctica totalidad de los datos curriculares de todos los trabajadores del SECYT.  Aprovechar esos datos para seleccionar los mejores perfiles para las posiciones de liderazgo y abrir espacios de estabilidad laboral a aquellos que no quieran llegar a ese nivel nos colocaría en el buen camino para afrontar los desafíos del futuro.

 

3 comentarios en «El círculo vicioso de inestabilidad y endogamia que mina la universidad española»

  1. Aqui uno que efectivamente se encuentra en el limbo tras haber hecho tesis y 2 postdocs en España. Sin futuro, a abandonar la investigacion e intentar ponerse a trabajar ahora sin tener mas experiencia laboral que 10 años en investigacion. Triste como se rie este pais de la investigacion.

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