Experiencia de una científica española en Argentina.
Estudia una licenciatura, es mucho esfuerzo pero verás como luego la recompensa merece la pena. Al menos eso nos decían nuestros padres. Y sí es verdad que merece la pena, porque uno aprende cosas y vive experiencias inolvidables. Pero eso de que si estudias mucho te labrarás un buen futuro pues, por suerte o por desgracia, es de otra época. Aquí y ahora, al menos, la realidad es otra. Y si ya nos centramos sólo en los que nos dedicamos a la investigación en España… mejor ¡apaga y vámonos! Entonces la vida se convierte en una carrera de obstáculos sin sentido y te acabas creyendo que es así en todos partes. Y no, hay todo un mundo hay fuera y las cosas pueden hacerse de otra manera. Quiero contaros mi experiencia.
Como he dicho antes, estudié una licenciatura, Ciencia y Tecnología de los Alimentos para ser exactos. En la época en que acabé había muchas posibilidades de conseguir una beca predoctoral y ante la perspectiva de trabajo durante cuatro años, en laboratorio (que me encantaba) y con posibilidades de viajar al extranjero y hacer estancias cortas en otros grupos. ¡Qué más se podía pedir! El caso es que empecé mi doctorado y durante cuatro años todo fue genial: el trabajo muy interesante, aprendí a desenvolverme en distintas labores, hice mis estancias en el extranjero (para mí de lo poco bueno que tiene este trabajo, aunque esté feo decirlo), pasé con bastante decencia la prueba de la escritura de la tesis (época infernal que sólo el que ha escrito una puede entender) y es justo ahí cuando llega el abismo negro, el apocalipsis… Te ves echando más horas que un tonto, porque hay que decir que cuando uno es becario nunca es suficiente: parece que uno no tiene derecho a vivir, cuantas más horas estés en el laboratorio mejor, si no te coges las vacaciones mejor, por no hablar de los mesecillos sin cobrar, que todos lo hemos vivido… Y encima tanto, tanto esfuerzo para quedarte en el paro. Y eso en el mejor de los casos porque hay muchos que agotan el paro para escribir la tesis. Y entonces viene la pregunta de oro…¿y ahora que? Porque en España funciona todo tan bien (y espero que se note el sarcasmo) que nunca sabes cuando va a salir la próxima convocatoria de becas postdoctorales, es un gran enigma por no mencionar que cuando quieren se saltan la convocatoria. En fin, qué os voy a contar que no sepáis…
En esas estaba yo cuando me salvó una de las estancias que hice durante mi doctorado… Argentina. Un amigo de allí, viendo que quería hacer un postdoc y que aquí no había manera de conseguir nada, me habló de CONICET (el equivalente al CSIC de aquí, pero que funciona). Eso fue en junio. En agosto se abrió la convocatoria y se resolvió en diciembre. Y así, de pronto, dos años de postdoc resueltos por delante.
Ha sido la mejor experiencia de mi vida y eso que aquí en España somos un poco de aquella manera y pensamos que un postdoc en un país sudamericano no puede ser igual de bueno que uno donde se hable inglés. Al menos a mí más de uno me lo dio a entender. Pero yo me fui y lo que he vivido allí es que otra ciencia es posible. Es cierto que puede que el país no sea el más estable del mundo económicamente hablando (aunque hoy en día cuál lo es), y no sé cómo se vivirá y cobrará en otros ámbitos laborales. Pero el científico si lo conozco bien y en el país se invierte en ciencia, se cree en la ciencia y en la gente que se dedica a eso y se cuida a la persona. Dicen que no siempre ha sido así y no se sabe cuanto durará, pero hoy por hoy es una realidad.
Allí empiezas tu doctorado con tres años por delante (beca tipo I) y se prorroga dos años más si alcanzas unos requisitos mínimos (beca tipo II) sabiendo que en junio se abren las convocatorias para beca postdoctoral por lo que si quieres seguir en el sistema sabes que el mes de junio anterior a que finalice tu beca y lectura de tesis (que siempre es en abril) tienes que tener todo listo para solicitar tu beca, así de sencillo. Te puedes organizar y el que esté interesado y quiera estar en el sistema se preocupa por publicar, por acabar las cosas en los plazos previstos y el sistema te responde. Pero ahí no acaba la cosa, lo que más me impactó fue la entrada a carrera, que sería el equivalente a sacarte una plaza de científico titular en el CSIC. Para eso el plazo se abre en diciembre, presentas tu curriculum y en agosto te enteras si estás dentro o no. Así de sencillo, así de cómodo. Es más, como normalmente el que está esperando la entrada a carrera tiene una beca postdoctoral, en caso de que haya finalizado, te siguen pagando hasta que se resuelva si has entrado o no. Y si no entras, puedes volver a intentarlo sabiendo que el año próximo se abrirá el plazo en la misma época. Compañeros españoles, ¿no es maravilloso? Ni en las mejores épocas de la ciencia en España ha pasado algo así, que yo sepa. Y las cifras son alucinantes: en 2011 entraron a carrera 548 personas, 601 lo hicieron en 2012 y hubo 657 cargos nuevos en 2013. Recuerdo que en mi centro consiguieron plaza unas 8-10 personas en el mismo año y yo alucinaba porque trasladaba eso a mi instituto de Sevilla y era impensable.
Y esa es la situación actual de la ciencia en Argentina. Obviamente que ellos se quejan, y le encuentran fallos e injusticias al sistema pero cuando lo comparo con lo mal que está en España no puedo dejar de considerarlo maravilloso: un sistema científico que cuida a las personas. Pues esa ha sido mi experiencia y quería compartirla con vosotros. Yo no descarto volver a Argentina visto como está la situación en España. Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana… la pena es que, últimamente, para los jóvenes españoles eso siempre pasa muy lejos de casa.
EPC
Universidad de Sevilla
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