La situación de los centros de investigación y los científicos en España es dramática, y así se considera desde diversas plataformas, como Investigación Digna o la FJI-Precarios, además de Ciencia Con Futuro. Esta preocupación se debe al drástico recorte en la financiación en los últimos años, que está dejando los centros de investigación vacíos por falta recursos materiales y humanos. Las últimas novedades son la suspensión de los programas JAE del CSIC y el retraso en la incorporación de los Ramón y Cajal hasta después del verano de 2013, aunque la convocatoria se ha publicado recientemente (miércoles, 24 de octubre de 2012). Habrá que ver si se cumple la prometida tasa de reposición del 10% de científicos en el CSIC.
La situación es tan deplorable, que en los medios de comunicación se habla de que el CSIC está al borde de un ERE y de que los centros de investigación están al borde de la quiebra. La consecuencia es la inevitable “fuga de cerebros” y en el ámbito científico español ya se acepta sin reparos que el futuro de los científicos españoles está en el extranjero.
Ante esta situación nos planteamos qué modelo de sistema científico quiere el gobierno español. Poco a poco, casi con cuentagotas, vamos recibiendo noticias sobre este modelo. A pesar de lo que dice el ministro De Guindos, sobre el modelo económico en España, lo más significativo sobre el nulo interés del gobierno en la inversión pública en I+D+i es la ausencia de un ministerio específico. En la práctica, el nulo interés se refleja en la reducción de los presupuestos destinados a subvenciones directas. De los 6.393,5 millones de euros del presupuesto de 2012, solo 2.632,6 son subvenciones directas a la investigación (un 41%) y el resto créditos blandos a empresas, que como normalmente terminan no empleándose, son devueltos. Esta tendencia se mantiene en los presupuestos de 2013.
Por tanto, es meridianamente claro que hay un palpable desinterés por la financiación pública de la ciencia, por la financiación pública de la ciencia mas allá de la consabida falta de recursos. Es tan evidente el desinterés, que el Ministro De Guindos se mostró partidario en el Congreso de eliminar las subvenciones públicas a la investigación e innovación, para dar paso a la inversión privada, con el peregrino argumento de que “un aumento en la inversión en I+D+i no se traduce necesariamente en mayor competitividad y un mayor crecimiento.” Y eso a pesar de que según el Avance de la VI Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, publicado por el CSIC, el 80% de los españoles apoya aumentar o mantener la inversión pública en I+D+i, incluso en tiempos de crisis. Además, la Secretaria de Estado de I+d+i, Carmen Vela, apuesta por que los ciudadanos financien la ciencia con donaciones desinteresadas de tipo crowdfunding. Y finalmente, está la Ley de Mecenazgo, que el gobierno quiere poner en marcha en esta legislatura, y que desgravaría entre el entre un 60% y un 70% por invertir en ciencia, educación o cooperación.
Si eso es así, es decir, si la ciencia va a dejar de sufragarse a través de los impuestos de los ciudadanos, ¿para qué se necesita el Estado un Ministerio de Ciencia? Ahí es donde encaja todo. Ese es el modelo de I+D+i de este Gobierno: la investigación pública financiada por particulares adinerados y grandes empresas, que recibirían créditos blandos e importantes desgravaciones fiscales. En este modelo, no son necesarios tantos investigadores ni tantos centros de investigación, puesto que algunas áreas de conocimiento no generan interés empresarial ni comercial.
Desde Ciencia Con Futuro nos oponemos a ese modelo. Si bien consideramos que es positivo que las empresas inviertan en I+D+i y consideramos que una ley de mecenazgo, similar a la existente en otros países europeos, podría incrementar la inversión e interés en la investigación como valor de inversión, no creemos en un modelo de ciencia destinado al beneficio de las empresas y las exenciones fiscales. La investigación no puede estar supeditada exclusivamente a los intereses del mercado. La investigación no siempre puede prometer los beneficios a corto plazo que exigen los inversores. Sin embargo es precisamente este área la que trae consigo los verdaderos avances científicos a largo plazo. Como dijo Santiago Ramón y Cajal: “Cultivemos la ciencia por sí misma, sin considerar por el momento las aplicaciones. Éstas llegan siempre”.
Por esta razón, en Ciencia Con Futuro abogamos por la búsqueda de un nuevo modelo de ciencia. Una ciencia de todos para todos, en un sentido global, abierta todos los campos del conocimiento, abarcando al conjunto de las ciencias naturales, sociales y humanas, en su dimensión teórica y aplicada, que permita avanzar hacia una sociedad más informada y una economía diversa y equilibrada. Porque queremos una ciencia que esté al servicio de las personas y no de los intereses lucrativos de unos pocos.
Editada el 29 de octubre de 2012
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