Como en Ciencia Con Futuro no nos fiamos de nuestros representantes políticos, antes de lanzar las campanas la vuelo decidimos analizar con un poco más. Como se puede apreciar en el gráfico siguiente, la inversión del estado en I+D+i (otros prefieren llamarlo “gasto”) se ha mantenido más o menos constante desde el año 2013, después de los sucesivos recortes realizados por los gobiernos del PSOE (años 2010 y 2011) y el PP (2012 y 2013). De hecho, se puede ver un ligerísimo incremento en los últimos años. Por otra parte, esta partida se divide en dos grandes grupos: la partida para I+D+i civil y la partida para I+D+i militar. En el gráfico se aprecia que la partida de I+D+i militar ha continuado su lento pero inexorable declive, mientras que la partida civil se sostiene. ¿Estamos de enhorabuena? ¿Se ha terminado la crisis en la ciencia española? A estas preguntas tenemos que responder con un rotundo NO.
En primer lugar nos tememos que la reducción del gasto militar en I+D+i esté relacionado con las recientes declaraciones de la Ministra sobre incrementar el presupuesto de Defensa hasta el 2% del PIB, por culpa de los acuerdos tomados en el seno de la OTAN (cuyo estricto cumplimiento es exigencia de la administración Trump. Hay que recordar, que la inversión española en I+D+i es del 1.23% del PIB en la actualidad. Además, es conocido que la partida de Defensa se incrementa de forma extemporánea cada año con estivalidad y alevosía, sin que ese incremento sirva de mejora para las condiciones de trabajo de los soldados y marineros.
Si seguimos profundizando en los datos, podemos ver que la partida de fondos de I+D+i civil se subdivide, a su vez, en fondos financieros y fondos no financieros. Los primeros son los que se emplean para dotar de crédito a las actividades de I+D+i que se realizan en la empresa española. Esto es muy loable, el problema es que todos los años, una gran parte (hasta el 50%) de estos fondos se queda sin gastar. Por otro lado, se encuentra la partida no financiera, es decir la I+D+i pública, que incluye gastos corrientes, nóminas, programas de I+D, becas, contratos, proyectos de investigación, mantenimiento de edificios, etc, se gasta prácticamente en su totalidad. Pues bien, los PGE2017 presentados por el gobierno incluyen un incremento del 9.2% en el gasto financiero (el que no se gasta en su totalidad) y vuelve a reducir el gasto no financiero en un 2.3%. O dicho de otro modo, otro recorte más para la ciencia pública. Y es que es muy goloso poder incrementar la inversión total en I+D+i si gran parte de ese incremento se va a devolver a las arcas públicas sin haberlo gastado.
Una medida necesaria, independientemente del nombre que se le dé, es favorecer la transferencia de conocimiento entre organismos públicos y privados. Pero no es ésta exactamente nuestra fórmula idónea, ya que parece estar orientada a la creación de centros mixtos que se rijan por el sistema público y privado al mismo tiempo. Nos preocupa pensar cómo podría desarrollarse eso, dadas las políticas del gobierno actual en materia laboral y el trato que ha dado al sector público. ¿Nos esperan jornadas interminables con contratos basura? ¿Criterios de productividad y efectividad, del sector privado, con fondos públicos recortados? Creemos que hay otras fórmulas más efectivas de poner el conocimiento generado en Organismos Públicos de Investigación y Universidades al servicio de la sociedad a través del sistema privado.
Apóyala tú también.
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